jueves, 19 de mayo de 2011

NOROESTE DE IRLANDA…DIAS DOS Y TRES!! (QUIÉN DICE ESTA SEMANA…DICE EN UN MES Y MEDIO!)

Sé que dije que escribiría esta entrada la misma semana que publiqué la anterior…(2 de abril) pero bueno…haciendo honor al nombre del blog…me daba pereza…No obstante, ya he vuelto!

Os dejé en que nos despertamos en un parking que no era el del cementerio…no os conté muchos detalles, solo, que nos despertamos sorprendidas por la belleza del paisaje en el que estábamos y que, la noche anterior debido a la oscuridad, o pudimos ver.

Recapitulemos y ampliemos…Cuando nos echamos a dormir en el coche, hacía un frio acojonante, de modo que, pusimos unos 5 mins la calefacción a tope para entrar en calor. Cuando el ambiente estaba caldeado, la apagamos y… a dormir se ha dicho! Cada 2x3 si no era una era la otra quién arrancaba el motor y ponía la calefacción, pero el sueño nos podía y nos quedábamos fritas con la calefacción encendida…NOTHING HAPPENS!!! En 5 mins nos despertábamos como pollos! Y así toda la fucking noche! xD

A la mañana siguiente como ya os he dicho alucinamos con el paisaje…eran las 7 de la mañana, hacia un sol increíble y estábamos dentro del coche durmiendo, por lo que nos pusimos en camino (a eso se le llama aprovechar bien el día).

Cogimos la carretera en dirección al pueblo de los adolescentes locos que hablaban gaélico y nos preguntaban ¿y por que estáis en Irlanda? Ya, pero ¿Por qué? ¬¬ En esa infame y estrecha carretera se veían parajes espectaculares. Decidimos girar a la izquierda en un camino a través del cual sabíamos que llegaríamos al mar. No imaginábamos a dónde íbamos. 

Tras 2 minutos en coche, nos encontrábamos en u muelle prácticamente abandonado con el agua calmada y precioso. Permanecimos inmóviles hasta que empezamos a sorprendernos por la quietud del agua.

Después de que Aïda le hiciese un par de fotos a una señal de tráfico algo peculiar (que por cierto aun estoy esperando que me pase, al igual que el resto de las fotos), decidimos seguir por la carretera en busca de otro camino que nos condujese a algún rincón desconocido, ¡¡¡ y lo encontramos !!!

Durante todo ese camino hacia el horizonte, vimos unas casas increíbles de color blanco con el tejado de paja y las ventanas y puertas rojas; las ovejas nos acompañaban durante todo el viaje, y también los narcisos (de ahí, el titulo del anterior post). Anduvimos un rato por la zona y luego, iniciamos el descenso. Nos dirigíamos a los Cliffs (acantilados) de ¿¡¡¡Cómo se llamaban, como se llamaban!!!?  Eeehm.. los Cliffs (¡Aïda ayudaaaa!)

A unos 6km de los Cliffs, decidimos que seria buena idea comer algo…pero fue mala idea. Hacia un sol increíble, un calor buenísimo, (bueno calor calor…viene siendo una terraza al sol en el febrero de España) de tal modo que decidimos buscar una terraza “jaja” (con la voz de Nelson de los Simpsons) que inocentes. Aïda se acercó a dos entrañables abuelitas con pantalones de cuero, cerveza en mano y pelo cardado a preguntarles si sabían de algún sitio para desayunar y donde diese el sol. Estas perras dulces señoras, nos comentaron que justo en el bar que teníamos enfrente, de modo, que entramos.

HACIA AÑOS QUE NO VEIA TANTA OSCURIDAD JUNTA! Entramos y ni camarero “ni ná”. Preguntamos a un lugareño que estaba a las 10 de la mañana ya con su pinta de guinness si había alguien por allí. Al poco tiempo, salió el camarero quién nos aseguró que podía hacernos un sándwich para desayunar, de modo que dijimos: C’on!

En unos 10 minutos para hacer dos sándwiches y 2 cafés, ya estábamos hambrientas y salivando como el perro de Pavlov. ¡Y por fin llegaron los Sandwiches! Ejem ejem…si les podemos llamar así…el amable camarero y dueño del local nos había preparado un sándwich a cada una con queso mozarella rallado y tacos de jamón york, mas secó que la mojama…es decir, nos había hecho una pizza cutre sin hornear y en pan bimbo, peeeeeeeeeero, el hambre era superior fuese el sándwich de la calidad que fuese.

Tras el desayuno fuimos a ver los Cliffs de los que no recuerdo el nombre pero estoy segura que Aïda se encargará de recordarme (PLEASEEEE). Llegamos al aparcamiento de los cliffs, el sitio, prometia aunque la cuestecita que se avecinaba no molaba demasiado. Empezamos a andar y nos vimos rodeadas de ovejas y cabras, de las que una, casi me embiste y tuvimos que salir por patas, ¿que porqué? Pues doña Aïda tuvo la idea de decirme : ¡que foto mas guay, ponte ahí delante de la cabra que te voy a hacer una foto en el césped con la cabra detrás y el mar detrás de la cabra. La idea molaba si no fuese porque la “puta de la cabra, la madre que la parió, hey!” no paraba de chillar como una descosida y…todo pintaba mal, de modo que acabamos por patas! (¡PIERNAS AYUDADME!) 

Vimos los Cliffs, hicimos un par de fotos, nos relajamos un ratillo entre montaña y mar, y de vuelta al coche en busca de otro destino que sin duda, puso el broche de oro a una larga y bonita amistad que, parece, que ha finalizado.

Gracias por todo lo que has compartido conmigo, gracias por las risas, los llantos, los buenos y los malos momentos juntas. Te quiero.


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